El Glaucoma, el nudo de la corbata y el ministro Sebastián

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Entre las curiosidades que de la vida diaria en relación con el glaucoma, hace tiempo que nos hicimos eco de un estudio coordinado por la New York Eye and Ear Infirmary, publicado en la revista British Journal of Ophthalmology, según el cual, llevar el nudo de la corbata demasiado apretado incrementa las posibilidades de padecer glaucoma. El aumento de la presión venosa por compresión de las venas yugulares, hace que, retrógradamente aumente la presión venosa en todo el territorio de cuello para arriba, y eso incluye, claro está, a las venas epiesclerales.

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Existe, por otra parte, el llamado glaucoma secundario a aumento de presión venosa epiescleral, que en condiciones normales afecta a aquellas personas que ven incrementada su presión venosa epiescleral por causas patológicas fortuitas o naturales, como una fístula carótido-cavernosa, enfermedades pulmonares como la bronquitis crónica obstructiva, enfisema pulmonar, insuficiencia cardíaca congestiva, o artificiales, además de la que comentamos, músicos que tocan determinados instrumentos de viento, como la trompeta, trombón, etc.

Pues bien, el aumento de la presión de las venas a las cuales tiene que ir a para el humor acuoso tras salir del ojo, determina directamente el nivel de presión intraocular (PIO), que fisiológicamente nunca puede ser más bajo que la presión venosa epiescleral. Si este aumento es mantenido, puede causar elevaciones significativas de la PIO, pero además, dificulta la circulación sanguínea, que también juega un papel importante en la generación de la lesión en el nervio óptico, y no sólo por enlentecer el retorno venoso de la cabeza, sino porque también se ven comprimidas las arterias carótidas, que llevan la sangre al territorio de la cabeza.

La verdad es que, si uno lo piensa es bastante lógico. Pero para poder asegurarlo, hacen falta estudios, y eso es lo que ha hecho la New York Eye and Ear Infirmary, ponerlo “negro sobre blanco”.

Se seleccionaron 40 ojos: 20 pertenecientes a varones sanos y otros 20, a varones con glaucoma de ángulo abierto. A todos ellos, se les tomó la PIO, con un tonómetro de Goldmann (siempre el mismo). Primero se les tomó llevando un cuello de camisa desabotonado. A los tres minutos, se volvió a determinar la PIO llevando corbata anudada y apretada y, finalmente, a los tres minutos, después de volver a soltarse el nudo. En varones sanos con corbata apretada, la media de la PIO se incrementó en 2,6 mmHg, y en los que padecían glaucoma, en 1 mmHg. Si bien estos aumentos parecen escasos y poco significativos, hay que tener en cuenta que hablamos de la media. No todos los pacientes responden igual, y en este estudio, en 12 ojos de personas sanas, la PIO subió por encima de 2 mmHg, y en 7 de ellos, por encima de 4 mmHg. En 6 ojos glaucomatosos, subió por encima de 2 mmHg y en otros 2, por encima de 4 mmHg. Las personas con cuellos anchos, obesos, o con patología cardiopulmonar son más vulnerables.

Y al tratarse de una causa de glaucoma evitable, aflojémonos el nudo de la corbata, para regocijo de los defensores de lo informal (¡Viva el Ministro Sebastián!).

Fuente: British Journal of Ophthalmology 2003; 87:946-948

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