El problema de la tendencia a padecer glaucoma con los intérpretes musicales de trompeta y otros instrumentos que requieren una fuerza de soplido alta, y por tanto crean maniobras de Valsalva mantenidas, es, de entrada, difícil de solucionar, porque, lógicamente no les podemos recomendar que dejen de hacerlo. Es su profesión y su modo de vida. Pero sí les podemos aconsejar que acudan a un especialista y se sometan periódicamente a revisiones, ya que son un subgrupo poblacional de riesgo.
Un estudio reciente realizado con músicos de viento profesionales en Alemania y el Reino Unido, investigó qué ocurre con la presión intraocular (PIO) y la presión sanguínea, cuando se tocan este tipo de instrumentos, y su posible relación con una mayor tasa de glaucomas en este colectivo. Dicho estudio encontró que aumentos transitorios, repetidos, y a veces dramáticos, realizados diariamente, pone en riesgo a estos músicos de desarrollar glaucoma.
El estudio fue realizado por el Departament of Vision Sciences de la Glasgow Caledonian University, y en sus conclusiones recomienda a todos los músicos de viento acudir a su oftalmólogo regularmente, para detectar a tiempo, tanto PIOs elevadas, como otros signos de enfermedad glaucomatosa o sospecha de la misma.
Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol (2011) 249:895–901
Otro estudio realizado en el año 2000, por el New England Eye Center, Tufts University School of Medicine, Boston, Massachusetts, y publicado en Ophthalmology, coincide en dichas conclusiones, precisando que los músicos que tocan instrumentos de alta resistencia, como la trompeta, experimentan elevaciones de su PIO llamativas, como consecuencia del engrosamiento de la úvea (capa media vascular del ojo) por relleno sanguíneo secundario a una maniobra de Valsalva violenta y mantenida, siendo menos pronunciada en los que tocan instrumentos de viento de baja resistencia, como el clarinete. Por otra parte, demostraron que aunque pequeña, hubo una diferencia significativa en la incidencia de daño glaucomatoso objetivable por cambios en el campo visual, con respecto a otros músicos, siendo mayor en los que tocan instrumentos de alta resistencia.
Registro neumotonográfico de un trompetista. Obsérvese la dramática elevación de su PIO,
alcanzando al final los 40 mmHg.
Quizá el efecto acumulativo de las elevaciones transitorias pero repetidas y cronificadas, pueden ser suficientes para crear daños a largo plazo en el globo ocular y en el nervio óptico. Además, cuando estas personas acuden a una consulta oftalmológica, suelen registrar valores normales de su PIO, por lo que o bien no son diagnosticados, o si se observan cambios estructurales o funcionales (campo visual), pueden ser etiquetados erróneamente de glaucomas normotensivos (de PIO normal).
De todas maneras, estos cambios no ocurren en todos los músicos de instrumentos de alta resistencia, siendo más vulnerables aquellos en los que confluyen otros factores de riesgo de glaucoma, como antecedentes familiares, miopía, diabetes, migrañas, etc., pero el hecho de que su actividad profesional se pueda considerar también un factor de riesgo, abunda en la recomendación de controles periódicos por parte de un especialista.
Las deformaciones de las mejillas de Dizzy Gillespie, de las que hace gala en esta fotografía ilustran sobre la violencia de las fuerzas que desarrollan estos músicos al tocar sus instrumentos.
